El ayer y el hoy del deporte en la BUAP. Y otras añoranzas

La reflexión sobre la trayectoria del deporte en nuestra universidad nos conduce necesariamente a recordar grandes momentos, pero sobre todo, a los protagonistas de las luchas y anhelos por representar a la institución. Se dice que el hombre es el producto del medio y ese medio (la Universidad) generó en todos nosotros un intenso afecto por esta casa de estudios, y con el tiempo se convirtió en una verdadera pasión cuando tuvimos el privilegio de representarla en lo académico y en lo deportivo. De la Universidad de Puebla de los años cuarenta y cincuenta, es la época en que se desarrollaron los eventos deportivos que deseamos recordar; en ese periodo se llevaron a cabo competencias deportivas y las condiciones financieras de la institución eran precarias: las remuneraciones a los profesores eran simbólicas y muchas veces extemporáneas, pero siempre fue motivo de orgullo y de prestigio ser profesor en esos tiempos. La dinámica deportiva no estuvo exenta de obstáculos y sacrificios que se tuvieron que sortear al aproximarse las competencias. Las más de las veces se carecía de uniforme para competir y se tenía que recurrir a solicitar donativo a profesionistas que en su etapa de estudiante, representaron al Colegio del Estado y a la Universidad de Puebla, y quienes generosamente cooperaban, porque sabían de las carencias presupuestales que ellos también experimentaron y que no fue óbice para contender con pasión y dignidad. No pretendemos narrar la historia del deporte universitario porque para poder hacerlo tendríamos que efectuar un trabajo de investigación, lo que significaría analizar fechas, cifras, nombres y sobre todo, tiempo, con el riesgo de transformarse en una narrativa árida y en ocasiones inexacta. Por lo mismo, recordaremos las etapas sentimentales del deporte en nuestra casa de estudios a lo largo de los años idos, sin que ello implique creer en una nostalgia estéril.